Blog de apuntes para el arte contemporáneo

"(...) el público, incluso el más culto, completamente indiferente a la forma y exclusivamente sediento de contenidos, sólo le pide al artista una originalidad interesante. Con tal que se produzca un efecto y que este efecto sea fuerte y nuevo, el público es indiferente a la forma y a la materia en que se produce, del mismo modo que es indiferente, a la armonía de cada uno de los efectos en la totalidad de un conjunto"

Fiedrich Schlegel

domingo, 25 de julio de 2010




Multiculturalidad

¿Diálogo o apropiación?
Gastón Lorefice

Hoy más que nunca, el acceso a bienes simbólicos de otras culturas está puesto al alcance de la mano de cada vez más gente. Muchas veces gracias a las industrias dedicadas a generar productos y producciones culturales de venta masivos. El circuito entre dichas empresas y el ciudadano se completa con los medios de comunicación a través de la publicidad, ya sea televisiva, radial, en la Internet, empapelando la ciudad o valiéndose de una telepantalla , informando y actualizando sobre la “oferta cultural del momento” La oferta puede ser un concierto de un músico mediático extranjero, una obra de teatro local, un programa que está por estrenarse en televisión, la llegada al país de un bestseller, etc.

Para los que vivimos en esta época, estas invitaciones constantes a consumir productos o eventos culturales forma parte de la cotidianeidad. Esta “diversidad” no apunta solo a lo autóctono y local, sino por el contrario, gran parte de la oferta es de procedencia extranjera. En este lugar, donde se cruzan lo folclórico con lo urbano, lo efímero con lo consagrado, lo local con lo extranjero y la vanguardia con la retaguardia se denomina normalmente pluriculturalidad.
Bajo la noción “pluriculturalidad” se justifica que un sujeto cualquiera tenga en su casa “Las Mil y una Noches” junto a los c.d. de Mercedes Sosa y al lado una película del cine mudo de Hollywood , alumbrado todo por una lámpara china. La Biblia junto al calefón.
Esta variedad de procedencias desdibuja los límites de la cultura local y de lo que se supone, nos identifica o caracteriza frente a otras culturas. Algo así como “El tango es argentino, pero tiene mucho de la música francesa, mientras la nacionalidad de Gardel se la atribuyen los uruguayos a la vez que lo interpretan y lo bailan los japoneses”

En el campo de la música y particularmente en la década de los noventa se desarrolló en países como Estados Unidos, Inglaterra o Francia y bajo el signo del neoliberalismo económico, un interés por lo popular extranjero.
Algunos teóricos argumentan que este interés radicó en el debilitamiento o agotamiento de los modelos vigentes, y que esta búsqueda en lo de afuera sirvió para revitalizar el mercado interno y agregar un nuevo aire fresco.
Así pudimos escuchar vía el mercado, producciones que mezclaban pop con música trascendental japonesa, africana o de Siberia.
A este conjunto de obras con características discursivas similares se las denominó “World Music”; un “corpus” de obras sobre música del mundo, interpretado por músicos autóctonos de diferentes países junto a músicos blancos (por lo general provenientes de Inglaterra o EE.UU.) que toman elementos propios de cada cultura mezclándolos con la última tecnología e integrándolo en el mercado.

Bajo el rótulo World Music, se agrupan diferentes músicas folclóricas y étnicas que han sido “descubiertas” y “utilizadas por músicos y productores blancos para cubrir funciones y necesidades sociales e individuales concretas; la del baile, oración, meditación, exotismo, recreación, etc” (Carvalho, “La etnomusicología en tiempos de canibalismo musical)
Esta música se acondiciona previamente al oído occidental-a partir de usos tecnológicos - lo que incluye ecualización, metro isonómico, etc. y se la vende y distribuye en el mercado junto a cualquier otra música.
Estos cruces entre “tecnología de vanguardia y folclore rústico”, generó músicas, universos discursivos, donde los diferentes campos de significación  se vieron modificados en función de esta “nueva totalidad”


World Music-Real World

Uno de los músicos blancos-británicos pioneros en el género es Peter Gabriel. Ha trabajado con músicos de diversos lugares del mundo y ha grabado y mezclado estas músicas bajo un sello propio, “Real World”
“Real World” posee un catálogo que cuenta con cincuenta y dos discos, lanzado en 1997, entre los que se incluyen algunos de Peter Gabriel.
Los títulos son diversos y apuntan también a música de muy variada procedencia.
Entre ellos se incluye música celta, del Islam, de la china rural, egipcia, rusa, de las Georgias, colombiana, cubana, india, de Pakistán, de Senegal, etc, por mencionar solo algunos.

Estos discos son acompañados por inscripciones como; “Las estrellas vivas de la música devocional y mística del Islam”, o “El álbum captura poderosas melodías que pueden retrotraernos al tiempo de los faraones”, o “Pionera asiática explora los territorios de sus ancestros-espirituales” o “setenta y cinco músicos de veinte países exploran algunos fascinantes puntos de encuentro musicales” o bien “Misteriosas estrellas de Qawwali tocan en vivo con energía y humor”
Uno de los títulos del catálogo es “Afro Celt Sound Sistem” En este disco se pueden ver algunos de los elementos señalados anteriormente:

Este disco se promociona y se vende auto-definiéndose celta .


-Posee “ambientes o clímax” musicales que provienen del ámbito étnico o folclórico, pero con un tipo de sonido acondicionado al oído occidental.
-Entre los instrumentos utilizados se incluyen autóctonos y de procedencia europea; flautas, mandolinas, harmonio, acordeón, arpa celta, percusión, chelo, viola, y voces. En el grupo de los eléctricos, guitarras, teclados, bajo y programación adicional.
Desde el punto de vista estético se combinan la tradición europea de música electrónica con el “folclore africano-celta” sin entrar en contradicción o contraste, sino en un juego de integración estilística.

Al respecto Diego Fisherman asegura que “No existe nada que pueda ser identificado como folclore celta. Este género, que se emparenta con la New Age, meditación y algunas ideologías que idealizan la antigüedad, es un conjunto de folclores que pueden rastrearse no mas allá del siglo XVI, cuando los celtas habían desaparecido hacía rato” (Efecto Beethoven)

Real Word ha editado también hace algunos años un video sobre una presentación en vivo de Peter Gabriel, titulado “Secret World”. En la presentación en vivo se pueden ver algunos acondicionamientos de los africanos a los europeos y viceversa;
-En el concierto se tocan los temas de Gabriel-del ámbito del rock o el pop de los años ochenta/noventa- pero junto a instrumentos exóticos y ejecutados por músicos nativos de países periféricos.
-La danza/coreografía tiene un lugar importante en el concierto y es de carácter grupal y comunitario. En el centro del escenario hay un árbol y todos los músicos integrantes bailan y tocan alrededor de él.
-Evoca imágenes pertenecientes a la danza o ritos africanos, mientras la música de los “blancos” se articula en torno a patrones de pregunta y respuesta, coros, ostinatos e improvisaciones.
-La tendencia “universalista” del show está presente no sólo en ver a los blancos bailar como habitualmente lo harían los nativos de una tribu, sino también en otros elementos; a menudo actúa como telón un especie de plato volador que cubre a los músicos y en apariencia se los lleva.

Las críticas a este tipo de producciones en general están ligadas a los procesos de globalización de la música y de la cultura, señalando las dimensiones del poder y de las políticas culturales.


Carvhalo afirma que “La música de origen africano en América y el Caribe pasó en un siglo de ser totalmente rechazada, censurada, prohibida, ridiculizada y estigmatizada por la elite blanca, a ser consumida ávidamente hoy día como un producto capaz de transmitir goce y sentido de pertenencia a naciones y sociedades que se autodefinen como multiculturales”

Aunque muchos de los elementos de la música popular se han mantenido en el tiempo, como tonalidades o repertorio de sonidos, giros melódicos o rítmicos, o letras que reflejan situaciones específicas de la vida de los pueblos, gran parte de los sonidos o instrumentos que hoy se escuchan en un concierto o en un disco, son reproducidos técnicamente mientras a la par los músicos tocan, y la procedencia de los materiales no resulta ya tan clara como podría haber sido en otras épocas, ni remite a objetos culturales estáticos o unívocos. Y es probable que al escuchar un sonido étnico, el auditor ya no se pregunte de que instrumento se trata, sino con que software se consiguen tales timbres o simplemente ponga su atención en la “originalidad” del sonido o se pregunte de qué contexto sonoro-cultural han sido tomados.


Uno de los problemas más señalado por los antropólogos, musicólogos, sociólogos etc- es el de la identidad, en definitiva cuales son los bienes culturales que constituyen lo propio y cuáles lo ajeno .

La multiculturalidad suscita ¿zonas de diálogo o de apropiación simbólica?
La historia de la música y del arte occidental muestra que estos “prestamos” no son en sí, algo nuevo. Precedentes como Pablo Picasso- durante sus viajes y contacto con la cultura africana a principios del siglo XX- han demostrado que esos modelos y expresiones culturales exóticas podían asimilarse a la vida occidental. ¿Cuánto tuvo que ver en la la pintura moderna la influencia ejercida por la cultura africana? Debbusy con sus ordenamientos escalísticos inspirado en oriente marcó una diferencia a principios del siglo XX y preparó el camino para nuevas organizaciones de lo sonoro; ¿Fueron estos autores tildados en su momento de “multiculturales” o “colonialistas”?

La influencia que han tenido las nuevas tecnologías en el último fin y principio de siglo con respecto a la producción y circulación de la música han modificado la manera de entender, consumir y hacer uso de la música. Las melodías e instrumentos que en el marco de una tribu se utilizaban para invocar a la lluvia o para o una buena cosecha a los espíritus, se usan hoy acondicionadas para meditar o aplacar la euforia de la vida moderna en las grandes ciudades.

Uno de los problemas que se le generan al auditor medio occidental es que puede tender a creer que la música de esas culturas suena efectivamente como estos discos o estos shows lo proponen. Estos discos se presentan en el mercado de alguna manera como “paisajes” de lo Celta, de lo Africano, como si a través de ellos se pudiera gestionar algún tipo de contacto con la cultura de esos pueblos en forma directa.
Estos objetos musicales podrían definirse como “híbridos” o “multifacéticos”, donde se entrecruzan y sintetizan campos semánticos de procedencias, costumbres e ideologías diferentes, hasta si se quiere en el orden de lo político, antagónicos.

Por otro lado estos discos-shows funcionan en el mercado como “conciliadores de opuestos” y las diferencias de índole racial, económica, o de dominación cultural pasan inadvertidas; se resuelven en un plano estético que por un lado integra, pero por otro minimiza o excluye problemáticas de la vida cotidiana.




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